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jueves, 31 de octubre de 2019

¿HALLOWEEN?... NO GRACIAS... SAMAÍN

Estamos en la época de la famosa, capitalista y archiamericana fiesta de Halloween...pero, el origen de esta fiesta es Celta, y no llegó hasta EE.UU. muchísimo tiempo después.
La tradición Celta en cuestión es el Samaín, (en gaélico Samhain). Irónicamente, desde el marketing y desde Estados Unidos, nos han vendido la moto de su fiesta como propia pero...

El Samaín no llegó a Estados Unidos hasta los siglos XVIII y XIX,  (En lugares como Galiza, Escocia o Irlanda, esta tradición es milenaria) a causa de los numerosos emigrantes escoceses e irlandeses que partieron hacia América, llevando con ellos su cultura y tradición. De ahí proviene el nombre actual de Halloween, pues tal denominación tiene su origen en el término All Hallows' Eve, (Todos los Santos en inglés) la vigilia que se celebraba la noche anterior al Día de Difuntos. Las culturas entonces se entremezclaron y se incluyó en esta celebración la leyenda negra de Stingy Jack, un irlandés que la noche de un 31 de octubre se cuenta que se tropezó con el mismo Diablo, y a quien terminaría conociéndose como Jack O'Lantern. Ese mismo término acabó utilizándose como nombre común para referirse a las calabazas que se decoran en Halloween.

Entonces, os preguntaréis... ¿Qué es el Samaín?


EL SAMAÍN

El Samaín o Samhain fue el origen de toda esta historia y el término significa «fin del verano», pues los antiguos celtas lo celebraban en ese momento de transición del estío al invierno. Esta celebración milenaria tiene lugar cada año, durante la noche que va del 31 de octubre al 1 de noviembre, en una de esas fechas en las que se cuenta que es más fácil transitar entre dos mundos: el de los vivos y el de los muertos.
El Samaín configuraba el Año Nuevo celta. Los pueblos celtas consideraban que el año estaba dividido en dos partes: una oscura, que se inica en la noche de Samaín, y una clara, que se incia en la noche de Walpurgis, con la fiesta de Beltane, entre el 30 de abril y el 1 de mayo. No obstante, es la de Samaín el inicio de todo, cuando el verano moría y comenzaba el invierno.



Eran los Druidas los encargados de celebrar la fiesta celta para honrar a los ancestros, a través de numerosos ritos. Cuentan las leyendas que recogían en los bosques más apartados bayas de muérdago durante esa noche, para lo que utilizaban una hoz sagrada forjada en oro. Con ellas, preparaban pócimas y ungüentos, y vaticinaban sobre el futuro de las cosechas y de la aldea.
También la costumbre de "truco y trato", que tanto hemos visto en insoportable películas norteamericanas, tiene origen en los Druidas, los cuales iban la noche del 31 de octubre de casa en casa pidiendo comida para honrar a sus dioses.


Otra tradición de Halloween son las famosas calabazas ...pero el origen es mucho más siniestro.
Los antiguos Celtas cogían las calaveras de sus enemigos muertos en la batalla y los iluminaban, para colocarlos en los muros de los castros. Posteriormente, a pesar de la llegada del cristianismo, que lo declaró una festividad pagana, en Europa los pueblos de origen céltico continuaron con la tradición del Samaín.


Los Celtas encendían al atardecer hogueras en diferentes puntos del poblado, para ahuyentar a los malos espíritus y guiar a los difuntos en su camino. Algunas personas se cubrían con pieles de animales, máscaras, etc. para despistar a los espíritus y los fantasmas, de ahí la costumbre de disfrazarse que se mantiene en la actualidad durante tal noche. La tradición del fuego se conservó, por ejemplo, en las aldeas galegas, cuando durante esta noche se encendían hogueras con ramas de tejo o de serbal que luego se utilizaban para encender las lareiras.


También se creía que Hadas, trasgos y todo tipo de seres podían caminar entre nosotros durante el Samaín, ya que está abierta la puerta entre dos mundos. Por ello en las aldeas, se cerraban las casas a cal y canto y no se abría a nadie. Se decía que, en caso de osar hacerlo, si el visitante era un hada, la suerte bendeciría a los que estuvieran bajo ese techo durante todo el año siguiente, pero si se trataba de un trasgo, la mala suerte caería irremediablemente sobre ellos.